Renovación Carismática
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       Movimiento extendido por diversos países, que intenta fomentar cierta actitud de fe ante la acción del Espíritu Santo en la vida de los cristianos y orientar el interés por el divino Espíritu.
   Es una corriente de gracia y de vida, basada en la fe. Es un modo de enten­der la vida espiritual basada en la ilusión de un Nuevo Pentecostés y en la confianza personal de que así será.
   No tiene fundador concreto. Pero mucho lo hacen comenzar con F. Parham y los grupos que se reunían con él para invocar al Espíritu Santo.
   Se vinculó pronto de forma ecuménica con los movimientos pentecostalistas americanos. Y, según decía el Cardenal Suenens, "la Renovación Carismática no es un movimiento de la Iglesia, sino la Iglesia en movimiento".
   En los ámbitos católicos se intensificó con la convocatoria del Concilio Vaticano II el 29 de Enero de 1959 por Juan XXIII. Al convocarlo, el Papa oraba así: "Oh, Espíritu Santo! tu presencia conduce infaliblemente a la Iglesia. Derrama, te lo pedimos, la plenitud de tus dones sobre este Concilio Ecuménico. Renueva tus maravi­llas en nuestros días como en un nuevo Pentecostés".
  El 8 de Diciembre de 1965 terminó el Concilio. En 1966 un grupo de intelectuales católicos de la Universidad de Duquesne del Espíritu Santo, en Pittsburg, se comenzaron a reunir para orar al Espíritu Santo y revitalizar la fe. Hicieron el compromiso de orar cada día con la Secuencia de la Misa de Pentecostés: "Ven Espíritu Divino...” En Febrero de 1967 tuvieron una jornada de fervor y afirmaron haber recibido una señal divina de vida nueva. Surgió así un movimiento de Renovación Carismática o Renovación en el Espíritu Santo. Se propagaron nuevos grupos y en 1992, veinticinco años después, en el mundo se calculaba que 10 millones de católicos pertenecían a grupos pentecostalistas. El movimiento siguió aumentando y el siglo XXI comenzó con crecientes ilusiones.
  Pablo VI le dijo en una ocasión: "Para un mundo cada vez más secularizado, nada hay más necesario que el testimonio de la Renovación espiritual que el Espíritu suscita hoy visiblemente en las regiones y ambientes más diver­sos". (Discurso 19 de Mayo de 1975).
   Y Juan Pablo II en otra ocasión afirmó:
"El vigor y la fecundidad de la Renovación atestiguan ciertamente la poderosa presencia del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia... la Renovación Carismática es una elocuente manifestación de esta vitalidad hoy". (Mayo de 1987).
   Los rasgos principales son lo siguientes en casi todos los grupos y lugares de la Iglesia católica:
   1. Formación de grupos de oración, sobretodo seglares, con reuniones semanales de oración. No se hace distinción de sexo, edad, profesión raza. Se reúnen cristianos para orar y nada más.
  2. La alabanza a Dios se prefiere a las peticiones. Es significativo de la Renovación Carismática la adoración a Dios.
  3. Se siente de alguna forma la efusión del Espíritu. La experiencia varía con cada persona: su cultura, su afectividad, su nivel de compromiso cristiano. Se trata de una gracia particular personal y comunitaria.
  4. Abundan los carismas más diversos: oración, caridad, fe, espíritu misionero. En ocasiones aparecen hasta carismas visibles: salud, alegría y gozo, conversión.
   Fuera de estos rasgos, ninguna otra cosa es importante. Si en ocasiones hay  grupos más afectivos que proclaman a gritos lo grande que es Dios, las más de las veces nada hay llamativo. Y si en algún momento surgen en los grupos algunos fenómenos que rompen moldes: sanaciones, profecía, nada tiene de especial.
   Lo importante es que los miembros o participantes en los grupos asuman el mismo mensaje de la Escritura: Dice Dios: derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad." (Hech. 2.17)